
Crítica | Demon Slayer: Castillo Infinito – Un Éxito de Taquilla, Pero ¿Es una Buena Película?

No se puede negar: ‘Demon Slayer: Castillo Infinito’ es un éxito rotundo, recaudando millones en su fin de semana de estreno. La calidad de la animación del estudio ufotable se mantiene en un nivel raramente visto, las batallas son electrizantes y los momentos emotivos que profundizan en los personajes están todos ahí. Todo lo que volvió a la franquicia un fenómeno global está presente. Sin embargo, la película se vende como una película, y esto plantea una cuestión crucial: ¿es una buena película? Y la respuesta es complicada.
Si evaluamos ‘Castillo Infinito’ estrictamente como una obra cinematográfica, sufre de un problema fundamental: el ritmo. La acción, que debería ser el foco de este arco de la historia, es constantemente interrumpida por flashbacks, reflexiones y digresiones. El resultado es frustrante y nos hace cuestionar si el formato de película fue la mejor elección para esta parte de la saga.
O que este artigo aborda:
- Lo que funciona en el manga puede no funcionar en el cine
- La inevitable comparación con ‘Mugen Train’
- Una experiencia diferente para cada tipo de fan
- Veredicto: una pieza esencial del anime, pero una película fallida
Lo que funciona en el manga puede no funcionar en el cine
Cualquier fan de largo tiempo del género shonen sabe que esta estructura narrativa es el pan con mantequilla de clásicos como Naruto e Bleach. La acción se pausa para dar espacio al desarrollo de los personajes, sus motivaciones y sus pasados trágicos. Demon Slayer es maestro en esto, creando empatía incluso por los demonios más crueles. El problema es que el lenguaje de los mangas y animes episódicos no se traduce perfectamente al cine.
Los mangas y animes están diseñados para el formato serializado. Construyen la tensión en un crescendo y terminan en un gancho, haciendo que el público regrese la semana siguiente. Una película, por definición, es una obra más compacta y autosuficiente. Se beneficia de un ritmo ininterrumpido, especialmente una película de acción. Ver ‘Castillo Infinito’ es como conducir un auto deportivo potente cuyo motor se sobrecalienta cada pocos minutos. La adrenalina de la velocidad pronto es cortada por una parada forzada, y eso no genera tensión, sino frustración.
Aunque es una reproducción fiel del estilo narrativo de Koyoharu Gotoge, la creadora del manga, la sensación que queda es que los capítulos adaptados (140 a 156) fueron estirados para llenar la duración de un largometraje. Fue una decisión comercial acertada, pero que perjudicó la experiencia.
La inevitable comparación con ‘Mugen Train’
La propia franquicia ya demostró que sí puede producir una excelente película. ‘Mugen Train’, el primer largometraje, adaptó aún menos capítulos del manga y, aun así, parece mucho más una película cohesionada. ¿Por qué? La respuesta está en la naturaleza del arco.
El arco del Tren Infinito era perfecto para el cine: corto, contenido y con pocos personajes en una única ubicación. Esto resultó en un ritmo mucho más firme, con un flujo narrativo que raramente se interrumpía. ‘Castillo Infinito’, por otro lado, acompaña a más de veinte personajes, divididos en pequeños grupos y perdidos en una dimensión caótica. Es una batalla de supervivencia que replica un tropo clásico del shonen: los héroes se separan para enfrentar varios enemigos poderosos al mismo tiempo. Es una estructura inherentemente episódica que, para empeorar, no se concluye aquí, dejándonos con un gancho para la próxima película.
Una experiencia diferente para cada tipo de fan
Es crucial notar cómo la experiencia de ver la película cambia dependiendo de tu historial con la franquicia. Como lector del manga, que ya conocía los desenlaces emocionales, mi atención estaba puesta en la acción y el espectáculo visual. Para mí, las pausas eran frustrantes. Sin embargo, para un amigo que solo sigue el anime, las mismas escenas fueron el punto culminante, provocando lágrimas y una profunda conexión emocional.
Lo que para un grupo son fallos de ritmo, para otro son momentos de profundo desarrollo esenciales. Esto dice mucho sobre la calidad de la construcción de personajes de la franquicia, pero también expone la dificultad de complacer a todos con este formato. Los momentos que brillan para los novatos son los que rompen la inmersión para quienes ya saben qué va a pasar.
Veredicto: una pieza esencial del anime, pero una película fallida
Al final, ‘Demon Slayer: Castillo Infinito’ es una obra de animación deslumbrante y un capítulo obligatorio para cualquier fan de la saga. Las peleas, cuando ocurren, son impresionantes, especialmente el enfrentamiento entre Tanjiro, Giyu y el demonio Akaza en la segunda mitad. Sin embargo, como una pieza de cine independiente, falla en mantener un ritmo envolvente.
Transformar el arco final en tres películas fue, sin duda, la mejor jugada financiera. Pero para la experiencia del espectador, una temporada de anime bien estructurada habría servido mucho mejor a la historia. ‘Castillo Infinito’ es menos una película y más un conjunto de episodios de lujo mostrado en pantalla grande. Esencial para los fans, pero frustrante para quienes esperaban una gran película.